jueves, septiembre 21, 2006

No pude liberar un libro

No pude liberar el libro. Me resultó imposible. Entendí la invitación como un acto de desprendimiento casi cristiano en favor de algún afortunado que, se supone, recogería mi libro abandonado agradeciendo al cielo la bienaventuranza.

Pero no pude porque soy egoísta. No, NO. Tenía a Michel Tournier, a sus Meteoros ahí listos y dispuestos a ser dejados al azar de la ciudad, en Plaza Italia... pero no pude. Así que me monté en la micro hacia mi casa releyendolo, consumiendo cada letra como en la primera vez. De pronto me dí cuenta que YO MISMO HABIA DESCUBIERTO EL LIBRO en mi mano, que estaba ahí hace ya largos minutos y que me pedía a gritos que lo abriera en dos y lo poseyera ahí mismo, entre la gente... así que lo hice mío no más.

Quizás me aburra mañana y lo deje olvidado, sin querer, como hago normalmente con accesorios tales como celulares, bufandas, llaves, anteojos de sol, y bien sea, libros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía, de estas cosas no me entero nunca... Será quizás que no estoy lista para liberar alguno de mis libros, que pocos son los que tengo.

No te culpo por no liberar tu libro, quizás no era momento, algo mas debías sacar del él tal vez.

Besitos,

Gaby.

C A R I T O dijo...

Interesante...
Algo escuché sobre la liberación de libros. Mas, pienso que los libros no están presos. ellos existen más bien para liberarnos.

Bueno, no obstante, yo tengo un libro preso, no he de liberarlo aún ... pues claro...espero que Kundera me libere.

Un libro podrá liberarme de ir a trabajar un día sábado?

Saludos !