Tendremos que distanciarnos pronto. Hasta el minuto hemos sido perpetuos. Y bien es cierto que si nuestros rumbos deben coincidir, en algún minuto volverán a cruzarse nuestros senderos.
Hasta el minuto, le amo mientras se sostiene sobre la arena. No pierde el equilibrio cuando nos levantamos sobre las piedras. Hasta el minuto, está conmigo y yo estoy junto a él.
Estoy, hasta el minuto, dispuesto a quererlo a través de los kilómetros y encima de las rocas de la playa, encarando las ráfagas de viento que se llevarán su nombre desde mis labios, mientras pierda la mirada buscando su sonrisa sobre pampas y cerros muertos.
Tengo la certeza, hasta este minuto, en este minuto que aún está conmigo y que todavía no emprende viaje alguno, de que volverá.
O que iré al menos a visitarlo.
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