miércoles, septiembre 29, 2010

Termoeléctrica Castilla: efectos indirectos y una reflexión a lo Sarah Connor

El proyecto Termoeléctrico Castilla en la región de Atacama tiene a todo el mundo debatiendo sobre si el abastecimiento eléctrico -y su consecuente aporte para el desarrollo del país- es objetivo suficiente para vulnerar los ecosistemas presentes en el extremo sur del desierto más árido del mundo.

Esa conversación, que resume en blanco y negro las posibilidades de construir la termoeléctrica de mayor envergadura de Sudamérica, considera el patrimonio marino y su defensa como el mejor argumento para estar en contra del proyecto de la empresa MPX. Pero, a mi juicio, es un argumento purista, romántico, no menos válido, pero sí más débil que los argumentos basados en las oportunidades de desarrollo que defienden sus impulsores.

Sin embargo, y dentro de aquellos argumentos que se podrían enumerar más allá de los efectos ambientales directos, se cuenta además el costo ambiental indirecto que existiría si la sola derivación de energía producida por Castilla se concretara.

En el supuesto de que la Central Termoeléctrica Castilla existiera, produciría al menos 4MW de energía a base a carbón y Diesel. Ninguno de esos 4 MW iría al sistema interconectado central.

Repito, ninguno.

Si el argumento de que Castilla es necesario para el desarrollo económico del país, debemos dejar bien claro que ninguno de los megawatts producidos iría al SIC, y por ende, a todos los chilenos.

La energía de Castilla iría directamente a empresas privadas, mineras privadas, distribuidas mayoritariamente en la región de Atacama.

Esos proyectos mineros, para conocimiento vuestro, no existen aún.

Esos megaproyectos mineros están proyectados para explotar yacimientos en el orden de los 20 mil millones de dólares. En su mayoría, son empresas extranjeras, que han amarrado negocios en Chile en base a la inexistencia de un royalty minero al cobre, y considerando, que la minería de la región de Atacama no sólo considera una existencia cuprífera, sino que tiene alta presencia de Oro, Litio, Plata, Hierro, y Uranio. Si, Uranio.

Y para que estos negocios mineros de 20 mil millones de dólares se puedan concretar -dejando sólo hoyos y contaminación, sin generar empleos pero sí enfermedades, sin pagar un justo precio al Estado Chileno pero sí asegurando un rentable negocio para un puñado de empresarios nacionales- se necesita de una fuente energética gigantesca, como lo es la Central Castilla.

Es por ello, que el argumento a utilizar para la oposición de Castilla va en el orden de que no existe una institucionalidad ambiental en Chile que integre una mirada prospectiva en la manera amarrar proyectos mineros en el país, ni en su sustentación energética, ni en sus dimensiones humanas. No aseguran empleo, ni mitigan efectos vía inversión directa para problemas derivados de las explotaciones. Y el estado sólo se dedica a un romance con una chica de iniciales RSE, pero que es de profesión puta y que usa maquillaje bien caro.

Se aprobará Castilla, porque eventualmente estarían aprobados proyectos mineros de gran envergadura de aquí al 2025. Los negocios serían multimillonarios, sobre todo en una región aplastada por negociados corruptos como los que se rumorean en Atacama, región que no le importa a quienes la venden en las capitales extranjeras del primer mundo.

Si no, pregunten a los enfermos de cáncer en Huasco; a los miles de personas con cálculos renales en Copiapó; a los silicosos menores de 30 años en Tierra Amarilla; a los enfermos de Chañaral... la lista es larguísima.

Hablar del patrimonio marino que se verá afectado por la Central Castilla, sirve pero no es suficiente. Quedarnos sólo con eso, es ser incapaces de proyectar una mirada hacia lo que se viene.

Me imagino con esta frase a Sarah Connor, en el final de la primera entrega de Terminator.





2 comentarios:

Patricia dijo...

MPX hace publicidad engañosa. Mientras en el blog de Eike Batista dice que su prioridad es el desarrollo sustentable nos mete el dedo en la boca contaminando en Chile y avalado por el Gobierno. Es una verguenza nacional.
Termoeléctrica Castilla no se debe aprobar.
El lobby de esta gente ha llegado ya a La Moneda, esperemos que no llegue a la Corte Suprema. No tienen moral ni verguenza.

Anónimo dijo...

Me parece a modo personal que todos los que promueven un proyecto de esta envergadura, al menos debieran ser obligados a vivir en el sector para que sientan en carne propia lo que les pasa a otros. Es facil aprobar cualquier cosa, si total "yo" no vivo ahí, ni menos vacaciono en el sector.
Quizas con esa condición las cosas serían distintas.
Conozco el caso de una empresa de dueños alemanes en el sector de Paine, los cuales viven al lado de la empresa, y se puede ver el cuidado con el medio ambiente que tienen, sabiendo que cualquier problema ambiental afectará a su familia