
Los investigadores, dirigidos por Tom Brikowski, examinaron cómo la incidencia de las piedras de riñón cambiaría con el aumento de las temperaturas y sugieren que el trastorno podría aumentar en todo Estados Unidos alrededor del 30 por ciento en la mayoría de áreas afectadas.
Además, calculan que los costes directos e indirectos de tratar aproximadamente 2 millones de nuevos casos de piedras de riñón al año aumentarían en alrededor de mil millones hacia el año 2050, lo que supone un 25 por ciento más del gasto actual.
Investigaciones previas han descubierto que el riesgo de la formación de piedras en el riñón aumenta debido a un reducido volumen urinario, lo que refleja el estado de la hidratación del organismo.
Aunque se desconoce la respuesta a la formación de piedras en el riñón ante el aumento de la temperatura, los investigadores indican que la incidencia del trastorno es mayor en las partes más cálidas del país, sobre todo en el sudeste, posiblemente debido a la pérdida de fluidos en el clima cálido.
Los autores advierten que si el riesgo aumenta directamente con la temperatura, las regiones costeras con mucha población serían las que soportarían los aumentos más elevados.
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